lunes, 10 de septiembre de 2012

La solución



Indudablemente las cosas tienen el valor que le dan las circunstancias .Y entre esas circusntancias están los contenidos que nosotros volcamos en ellas.Tal vez las cosas son como perchas en las que colgamos nuestras vestiduras interiores,teñidas de deseos, esperanzas,pesimismo, desilusión, ganas de.Y todo esto sí que depende en gran medida de nosotros.
Jorge Osvaldo Sito
("El telegrama")

La solución
             A Eduardo Diego
             Por el extrañísimo vientoque a veces nos conmueve

El problema sobrevino,cuando comenzaron a crecerle los dedos.
Hasta ese momento,había podido manejar el asunto.Con un poco de imaginación,con un cierto tono de audacia ,y con el deliberado intento de imaginación despistar a sus adversarios,había logrado campear el inconveniente.Cuando comenzaron a crecerle los ojos, apeló a los anteojos modernos, esos que ocupan casi todo el contorno del rostro.Bien mirado,hasta resultaba en onda ,una cara cubierta por el armazón oscuro,esfumado,coqueto.

Cuando comenzó a crecerle el cabello,y después de vanas citas al peluquero,se resignó a conformar un rodete apretado,bien apretado,que ocultó en el hueco dejado por la camisa, el traje y la espalda.
Cuando comenzaron a crecerle los dientes,recordó las costumbres de los roedores .De noche ,mientras ponía discos de los rockeros,(que venían de perlas), roía y roía cuanto se le ocurría,para ayudarse en su intento.

El crecimiento del cuerpo,se vio disimulado por la ropa moderna sport,que tanto se usa ahora y que consiste en meterse dentro de tres o cuatro talles más grandes que el que corresponde.De esa forma, pasó inadvertido.
Creía saber manejar la cosa .Es más : día tras día,ideaba nuevas situaciones.Todo le sonaba bastante a juego.Y, ya se sabe,las posibilidades que el juego proporciona a los adultos, es magnífica.(Claro está, también se sabe que, los mismos adultos, todavía no son capaces de admitirlo).

Pero lo que no supo o no pudo , fue el crecimiento de los dedos.Sobre todo,el crecimiento de los dedos de la mano.Los del pie, fueron un simple reto a la imaginación:calzózapatos más grandes,y el asunto no pasó a mayores.Pero, con los de la amno,la cuestiónfue dramática.Porque los dedos no sólo crecían...los dedos crecían y buscaban apretar,tocar,apresar...Algo, lo que fuera.Pero, principalmente,lo que el inconciente anunciaba como prometedor.

Así fue como una tarde ,los dedos crecieron y arribaron, en un viaje brevísimo,hasta las asentaderas redondeadas y agudas , de una adolescente que había enfundado sus grupas en jeans cinco números más estrechos que los correspondientes.

La chica cuando sintió, se dio vuelta.No se había sobresaltado, ciertamente;pero el enoje le iba creciendo.Cuando lo vio,la mirada fue demoledooray rugió en el enojo.:
-¡Viejo inmundo!

Otra vez, los dedos se lanzaron contra el rodete espumosos de una vieja que se hallaba en la misma cola, esperand el micro.Los dedos,se metieron en superficies flojonas,buscaron los broches sostenedores, tantearon el relleno.

Triunfales,lo sacaron,lo levantaron por el aire,lo sostuvieron como armamagnífica y desintegradora.Los ralospelos de la matrona, se agrandaron, se desplomaron sobre los hombros..Los ojos suplicaron, se agrandaron,pronto fefulgieron.Nuevamente, los bolsillos sostuvieron el arma pecaminosa.Tuvo que abandonarla cola para ascender al micro que por fin acababa de doblar en la esquina.
Pronto no pudo dominar el asunto.Dejó de salir.Uno : porque los bolsillos ya no le otorgaban seguridad. Otra: porque no sabía hasta que punto podría manejar esa serie de impulsos que emergían,vaya a saber se de dónde.
Con el correr de los días, el departamento le resultó chico,insoportable,incapaz de contener esas tijeras enormes que nacían desde las muñecas y amenazaban con derribar paredes.
Apeló a una última posibilidad: su casa de campo

Una noche ,sin que nadie lo viera,salió,hizo el trayecto.feliz,sin que nadie lo viera se insaló.Quitó las rejas de contención de las ventanas, desgajó las pueratas, abrió brechas en las paredes.Los dedos,libres,emergieron , recorrieron canteros, rozaron la tierra, apuntalaron árboles, se empinaron por sobre las rosas.

Cierto día,cuando la desmesura era ya increíble,comprendió que el crecimiento había cesado.Los dedos adquirían ahora ,una magnitud discreta.lo último que hicieron,antes de detener su carrera fue cavar una fosa grande, rectangular ,profunda.

Se sintió transportado,lentamente,por esos mismos dedos ,hacia el túmulo.Se sintió balanceado,apretado, apretado,por esos mismos dedos.Sintió que su garganta se cerraba.Sintió un garfio feroz en la garganta.Y también sintió esa palada de tierra húmeda, ageste,perfumada, que esos mismos dedos le lanzaban y que ya empezaba a tapar sus ojos crecidos, su pelo crecido, sus dedos inmensos, su cuerpo todo.Todo.







Laura Erpen en
41,42 , 43 ¡pelito es!
Ilustración Edurado Diego Silva
Ediciones Cículo
Cículo de Literatura Roberto Angel Parodi
Escuela Nacional Normal Superior Mariano Moreno


Laura Erpen es escritora,de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, poeta,narradora,ensayista, premiada recientemente con el máximo galardón que otorga la provincia de Entre Ríos: el premio Fray Mocho por su obra: "Carrieguito", investigación sobre la figura del poeta argentino Evaristo Carriego.(...). 
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Portada del libro

"41,42,43...¡pelito es! es una obra simbólica.Y como dice Camus:"un símbolo supera siempre a quien lo emplea y le hace decir en realidad más de lo que cree expresar".Así los personajes , a su vez están habitados por Laura Erpen.Son ese "cuando lo nombro ,me nombro".Fragmento del prólogo por Luis Salvarezza ( escritor, artista pástico de Concepción del Uruguay)





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